top of page
Buscar

COMO DEJARLO IR



Deja ir el resentimiento, la ira, el dolor que cargas en tu corazón. Ese peso invisible que, aunque no lo veas, te está robando la paz. Hoy quiero ayudarte a cambiar tu perspectiva sobre lo que has vivido, sobre las personas que te han lastimado y sobre el poder que tienes para liberarte.

¿Por qué quiero hacer esto? Porque aferrarse a la amargura es como llevar una carga que no te pertenece. Es agotador. Es injusto contigo mismo.

Piénsalo: ¿cuántas personas conoces que siguen atrapadas en el pasado? Siguen hablando de aquel amigo que las traicionó, de aquel familiar que les hizo daño, de aquella situación que les rompió el corazón. Siguen viviendo en el ayer, mientras la vida les sigue pasando de largo.

Tal vez tú mismo llevas años aferrándote a una herida. Quizás alguien te traicionó, te humilló, te hizo sentir pequeño. Y todos los días, al recordarlo, vuelves a sentir el mismo dolor. Pero dime algo: si sigues reviviendo esa herida, ¿quién te está haciendo daño ahora?

Te lo digo con el corazón en la mano: tú mismo.

Porque muchas veces somos más crueles con nosotros mismos que cualquier persona que haya pasado por nuestra vida. Y si hoy estás escuchando esto, quiero que entiendas algo: es hora de soltar.

La vida no se trata de lo que te hicieron. Se trata de lo que decides hacer con ello.

Cuando dices: "Soy así por lo que me hicieron en el pasado", sin darte cuenta, le entregas tu poder a los demás. Te conviertes en un pasajero en tu propia vida, en vez de ser quien toma el volante.

No puedes construir tu futuro si sigues culpando a otros por tu presente.

Y ojo, no estoy minimizando lo que te pasó. Sé que algunas personas han vivido situaciones realmente difíciles. Y lo siento de verdad. Pero la pregunta es: ¿Vas a dejar que tu pasado siga definiendo tu futuro?

Porque aquí está la verdad: el resentimiento no castiga a quienes te lastimaron. Solo te castiga a ti.

Déjame ponértelo así: cuando tienes una gripe, ¿qué haces? ¿Te quedas en cama quejándote, culpando a quien te contagió? No. Tomas acción. Buscas sanarte.

Pues el resentimiento es igual. Es un virus en tu mente. Y hoy quiero que decidas sacarlo de tu sistema.

Te voy a contar algo personal. Durante años, fui víctima de acoso escolar. Me lastimaron, me hicieron sentir insignificante. Y por mucho tiempo, llevé esa herida conmigo. Me convertí en prisionero de mi propio resentimiento.

Me pasé años preguntándome: ¿Por qué me pasó esto? ¿Por qué a mí?

Pero un día entendí algo: no se trataba de lo que me pasó. Se trataba de lo que iba a hacer con ello.

Hoy no cambiaría nada de mi pasado. Porque cada golpe, cada herida, cada lágrima… me hicieron más fuerte. Me enseñaron lo que ninguna lección en un libro podía enseñarme.

Y cuando logras ver tu historia de esa manera, algo increíble sucede: dejas de ser víctima y te conviertes en protagonista.

Es ahí donde ocurre la verdadera transformación.

Un día te darás cuenta de que el dolor ya no tiene poder sobre ti. Que la rabia se ha ido. Y en su lugar, sentirás gratitud. Porque entenderás que todo lo que viviste te moldeó en la persona que eres hoy.

Podría seguir enojado con mi pasado. Pero dime, ¿qué ganaría con eso? ¿Haría que las cosas fueran diferentes? No. Lo único que haría sería seguir cargando una historia que ya terminó.

Así que hoy te pregunto: ¿Estás listo para soltar?

Si guardas rencor hacia alguien, no los estás lastimando a ellos. Te estás lastimando a ti. Y la única manera de sanar es dejando ir.

Y aquí viene el siguiente paso…

Si crees que el perdón es para los demás, quiero que pienses otra vez. El perdón es para ti.

Lo veremos en el próximo episodio. Pero por ahora, quiero dejarte con esto:

Además de perdonar a otros, hay alguien más que merece tu perdón. Tú mismo.

Porque seguro has cometido errores. Seguro te has equivocado. Pero cada error te ha traído hasta aquí. Cada tropiezo ha sido una lección.

Así que mírate con compasión. Perdónate. Y entiende que tu historia no te define. La forma en que eliges seguir adelante, sí.

Hoy tienes una oportunidad.

La oportunidad de liberarte.

La oportunidad de soltar.

La oportunidad de empezar de nuevo.

Y todo comienza con una decisión: dejar de mirar atrás y comenzar a construir lo que viene.

Tienes dos opciones: seguir cargando con el peso del ayer o soltarlo y caminar más ligero hacia el futuro. La vida sigue, con o sin tu permiso, y cada día que pasas aferrado al dolor es un día que te niegas la libertad de ser feliz. No dejes que lo que pasó te robe lo que puede ser. Hoy, en este mismo instante, tienes el poder de elegir. Elige soltar. Elige perdonar. Elige ser libre. Porque cuando lo hagas, te darás cuenta de que no solo estás dejando ir el pasado… estás abrazando la vida que siempre mereciste.

 
 
 

Comments


bottom of page